Y RECIÉN LEVANTADOS.....EL CICLO DREYER
Eran las 9 (aprox) de la mañana cuando los compañeros de periodismo nos disponíamos a tomar el cafecito correspondiente para despertar nuestras neuronas y tener todos los sentidos receptivos. Una matutina sesión de Seminci, concretamente El Ciclo Dreyer, nos esperaba tras las puertas de los cines Roxy. Parece mentira que sea la primera vez que hablo en primera persona de una película de la Seminci, a tan solo 2 días de su clausura, pero es que tengo que reconocer que tras varios intentos fallidos por intentar comprar una entrada, la de esta mañana ha sido la primera que he tenido ocasión de ver. No se si ha sido mi torpeza, haber llegado siempre tarde o que las butacas andan contadas en esta edición, pero trabajo ha costado poder conseguir unas entradas.
El Ciclo Dreyer ha sido la primera, y prometo que no la última, porque no dejó un buen sabor de boca, no me gustaría despedir la Seminci con esta sensación. La película, con un tono lento y algo apagado dejaba ver a unos personajes poco creíbles en su papel, una historía difícil en los tiempos que corrían (los 60), un guíon algo inverosímil para mi gusto. Daba la impresión de que cambiaban de tema continuamente, como si cada frase no tuviera relación con la anterior. Lo más impactante, reirse cuando el director no lo pretendía, reirse de algo que no lo era, reirse debido a que aquello que contaba no guardaba sentido. La película tenía un ambiente al estilo "Cuéntame", con un actor sacado de la serie (Pablo Rivero) y un cura, que aunque no sacado, si trasportando su esencia a la trama. En fin, una película descubierta que no te deja indiferente, pero sí algo... alucinado con lo visto, no sabes si ha sido mejor reir o llorar.
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